En la madrugada del 26 de abril de 1986, una catastrófica explosión en el reactor nuclear de Chornobyl -o, como se conoce más comúnmente, Chernóbil- en Ucrania, entonces parte de la Unión Soviética, alteró para siempre el curso de la historia y la ciencia. Cuando el material radiactivo se esparció por el cielo, las zonas circundantes fueron evacuadas, transformando de la noche a la mañana bulliciosos asentamientos en ciudades fantasma. Sin embargo, mientras los humanos se veían obligados a huir, los animales -incluidos cientos de perros domésticos- se quedaban atrás. Estos canes pronto se encontrarían navegando por un entorno saturado de radiación y desprovisto de compañía humana. Casi cuatro décadas después, los investigadores están desentrañando cómo los perros de Chernóbil lograron sobrevivir a una de las mayores catástrofes nucleares del mundo.
¿Qué les ocurrió a los perros de Chernóbil?
(Crédito de la foto: Sergiy Romanyuk | Getty Images)
El área que rodea la central nuclear de Chernóbil, conocida como la Zona de Exclusión de Chernóbil (ZEC), ha permanecido en gran medida deshabitada por el ser humano. Tras el accidente, los equipos de respuesta buscaron perros callejeros con la intención de sacrificarlos para evitar una mayor propagación de la radiactividad. Sin embargo, en un contexto de radiación, clima riguroso y recursos limitados, los perros de Chernóbil no sólo han sobrevivido, sino que han prosperado.
A ver si eres capaz de leer las expresiones faciales de estos gatos.
Sin sus cuidadores humanos, los canes se vieron obligados a valerse por sí mismos. Los edificios y estructuras abandonados de la zona les servían de refugio frente a las inclemencias del tiempo, mientras que los bosques circundantes les ofrecían otras fuentes de alimento en forma de pequeños animales. Con el paso de las décadas, los perros asilvestrados formaron complejas estructuras sociales que probablemente contribuyeron a su supervivencia. Las manadas de perros trabajan juntas para cazar, salvaguardar su territorio y cuidar de sus crías. Esta cohesión social es esencial en un entorno donde los recursos son escasos y los peligros están siempre presentes.
Un estudio revela diferencias genéticas en los perros de la zona de exclusión de Chernóbil
(Crédito de la foto: Konoplytska | Getty Images)
En la madrugada del 26 de abril de 1986, una catastrófica explosión en el reactor nuclear de Chornobyl -o, como se conoce más comúnmente, Chernóbil- en Ucrania, entonces parte de la Unión Soviética, alteró para siempre el curso de la historia y la ciencia. Cuando el material radiactivo se esparció por el cielo, las zonas circundantes fueron evacuadas, transformando de la noche a la mañana bulliciosos asentamientos en ciudades fantasma. Sin embargo, mientras los humanos se veían obligados a huir, los animales -incluidos cientos de perros domésticos- se quedaban atrás. Estos canes pronto se encontrarían navegando por un entorno saturado de radiación y desprovisto de compañía humana. Casi cuatro décadas después, los investigadores están desentrañando cómo los perros de Chernóbil lograron sobrevivir a una de las mayores catástrofes nucleares del mundo.
¿Qué les ocurrió a los perros de Chernóbil?
(Crédito de la foto: Sergiy Romanyuk | Getty Images)
El área que rodea la central nuclear de Chernóbil, conocida como la Zona de Exclusión de Chernóbil (ZEC), ha permanecido en gran medida deshabitada por el ser humano. Tras el accidente, los equipos de respuesta buscaron perros callejeros con la intención de sacrificarlos para evitar una mayor propagación de la radiactividad. Sin embargo, en un contexto de radiación, clima riguroso y recursos limitados, los perros de Chernóbil no sólo han sobrevivido, sino que han prosperado.
A ver si eres capaz de leer las expresiones faciales de estos gatos.
Sin sus cuidadores humanos, los canes se vieron obligados a valerse por sí mismos. Los edificios y estructuras abandonados de la zona les servían de refugio frente a las inclemencias del tiempo, mientras que los bosques circundantes les ofrecían otras fuentes de alimento en forma de pequeños animales. Con el paso de las décadas, los perros asilvestrados formaron complejas estructuras sociales que probablemente contribuyeron a su supervivencia. Las manadas de perros trabajan juntas para cazar, salvaguardar su territorio y cuidar de sus crías. Esta cohesión social es esencial en un entorno donde los recursos son escasos y los peligros están siempre presentes.
Un estudio revela diferencias genéticas en los perros de la zona de exclusión de Chernóbil
(Crédito de la foto: Konoplytska | Getty Images)
En un estudio publicado en 2023 en la revista Science Advances, los científicos examinaron los genomas de 302 perros que vivían en la ZEC y sus alrededores. La investigación descubrió distinciones genéticas intrigantes entre los perros que vivían dentro de la central y los de zonas cercanas como la ciudad de Chernóbil y Slavutych. Los perros que residían en las inmediaciones de la central de Chernóbil eran más endogámicos y descendían principalmente de pastores alemanes. En cambio, los perros de las ciudades de los alrededores presentaban un acervo genético más diverso, parecido al de las razas modernas que se encuentran en otros lugares. Esta endogamia entre los perros de la central sugiere una población más pequeña y aislada, lo que puede haber contribuido a rasgos genéticos únicos.
Curiosamente, aunque estas diferencias genéticas son evidentes, los científicos aún no han determinado si la radiación las causó directamente. Según Jim Smith, científico medioambiental de la Universidad de Portsmouth que ha estudiado el accidente de Chernóbil, es difícil precisar qué mutaciones genéticas se deben a la exposición a la radiación frente a otros factores. Sin embargo, esta investigación fundamental proporciona una base para futuros estudios destinados a comprender las repercusiones a largo plazo de la exposición a radiaciones de bajo nivel en los genomas animales.
Impacto de la radiación en la evolución de otros animales y organismos vivos
Las mutaciones inducidas por la radiación no son un concepto nuevo. Los investigadores ya han estudiado cómo la radiación puede acelerar la selección natural e inducir mutaciones beneficiosas. Por ejemplo, los científicos espaciales han irradiado semillas en el espacio exterior para desarrollar cultivos adaptados a climas cambiantes. En la ZEC, estudios anteriores han documentado que otras especies -como bacterias, roedores y aves- presentan rasgos genéticos únicos, posiblemente como respuesta a la radiación.
Un ejemplo notable es la rana arborícola oriental (Hyla orientalis), que presenta una mutación beneficiosa en la melanina, el pigmento responsable del color de la piel. Las ranas de la ZEC suelen ser más negras que verdes. Los científicos creen que este cambio les ayuda a neutralizar y disipar la radiación con mayor eficacia.
En la madrugada del 26 de abril de 1986, una catastrófica explosión en el reactor nuclear de Chornobyl -o, como se conoce más comúnmente, Chernóbil- en Ucrania, entonces parte de la Unión Soviética, alteró para siempre el curso de la historia y la ciencia. Cuando el material radiactivo se esparció por el cielo, las zonas circundantes fueron evacuadas, transformando de la noche a la mañana bulliciosos asentamientos en ciudades fantasma. Sin embargo, mientras los humanos se veían obligados a huir, los animales -incluidos cientos de perros domésticos- se quedaban atrás. Estos canes pronto se encontrarían navegando por un entorno saturado de radiación y desprovisto de compañía humana. Casi cuatro décadas después, los investigadores están desentrañando cómo los perros de Chernóbil lograron sobrevivir a una de las mayores catástrofes nucleares del mundo.
¿Qué les ocurrió a los perros de Chernóbil?
(Crédito de la foto: Sergiy Romanyuk | Getty Images)
El área que rodea la central nuclear de Chernóbil, conocida como la Zona de Exclusión de Chernóbil (ZEC), ha permanecido en gran medida deshabitada por el ser humano. Tras el accidente, los equipos de respuesta buscaron perros callejeros con la intención de sacrificarlos para evitar una mayor propagación de la radiactividad. Sin embargo, en un contexto de radiación, clima riguroso y recursos limitados, los perros de Chernóbil no sólo han sobrevivido, sino que han prosperado.
A ver si eres capaz de leer las expresiones faciales de estos gatos.
Sin sus cuidadores humanos, los canes se vieron obligados a valerse por sí mismos. Los edificios y estructuras abandonados de la zona les servían de refugio frente a las inclemencias del tiempo, mientras que los bosques circundantes les ofrecían otras fuentes de alimento en forma de pequeños animales. Con el paso de las décadas, los perros asilvestrados formaron complejas estructuras sociales que probablemente contribuyeron a su supervivencia. Las manadas de perros trabajan juntas para cazar, salvaguardar su territorio y cuidar de sus crías. Esta cohesión social es esencial en un entorno donde los recursos son escasos y los peligros están siempre presentes.
Un estudio revela diferencias genéticas en los perros de la zona de exclusión de Chernóbil