Revelación total: no había prestado ni un poco de atención a la Locura de Marzo hasta la semana pasada, cuando mi marido, Mike, me relató los acontecimientos del partido Louisville-Duke. Al intentar bloquear un tiro, el escolta de segundo año Kevin Ware aterrizó mal sobre su pierna derecha, lo que provocó una de las lesiones deportivas más espantosas jamás retransmitidas en directo por televisión.
La rotura era tan grave y la imagen tan espeluznante -varios centímetros de hueso dentado habían atravesado la piel- que, según se dice, algunos jugadores corrieron a vomitar a los cubos de basura cercanos. Otros, junto con el entrenador de Louisville, Rick Pitino, se secaron las lágrimas de los ojos.
Vaca intenta escapar del matadero. Gracias a Dios por lo que ocurre a continuación 
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Ware manejó el episodio con una valentía y una gracia casi irreales, asegurando a sus compañeros de equipo que estaría bien mientras lo sacaban de la cancha en camilla. Ganad el partido, les dijo. Y así lo hicieron. Y anoche, los Cardenales de Louisville ganaron el torneo.
El cuento de hadas del baloncesto podría haber acabado maravillosamente ahí mismo. Pero un detalle le da a la historia una conmoción añadida. Para ayudarle en su larga recuperación, Ware dio la bienvenida a un nuevo perro a su vida. Bautizó al cachorro de Pit Bull como Scar, y según el sitio web oficial de Louisville y USA Today, el cachorro fue adoptado.
Ware y Scar se están adaptando a la vida en común con bastante comodidad. «Ya tenemos una conexión», dijo Ware en la rueda de prensa del pasado miércoles. «Somos prácticamente los mejores amigos».
Kevin Ware, añada su nombre a la lista de atletas – Torrey Smith, Jarrod Cooper, Tony La Russa, Tony Gonzalez – que realmente dan ejemplo. Mis mejores deseos de parte de todos nosotros en PureDogs.
