Azotemia (niveles elevados de nitrógeno en sangre) en perros: síntomas, causas y tratamientos

La azotemia en los perros es una acumulación en el torrente sanguíneo de sustancias a base de nitrógeno, que incluyen desechos como la urea, la creatinina, células viejas y alimentos.

La causa más común es una filtración inadecuada en los riñones. Sin embargo, también puede producirse por la reabsorción de orina en el torrente sanguíneo, una producción inusualmente alta de sustancias nitrogenadas por una dieta rica en proteínas o una hemorragia gastrointestinal, u otras afecciones.

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El pronóstico depende de la causa de la afección y de lo avanzada que esté, sobre todo si hay daño renal. Si observa los signos en su perro, debe consultar a su veterinario para un diagnóstico y tratamiento adecuados, ya que la afección puede llegar a ser mortal.

Esto es lo que debe saber sobre los síntomas, las causas y los tratamientos de la azotemia en perros.

Síntomas de la azotemia en perros

Retrato de un perro en la calle (Crédito de la imagen: Getty Images)

Los síntomas de la azotemia en perros a menudo sólo son visibles después de que se haya producido algún daño renal, que es una de las razones por las que es tan importante acudir al veterinario ante los primeros signos. Los síntomas pueden agravarse a medida que avanza la afección.

Estos son algunos de los síntomas que puede observar en los perros con azotemia:

  • Debilidad
  • Fatiga
  • Micción excesiva
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Diarrea
  • Deshidratación
  • Estreñimiento
  • Pérdida de apetito
  • Pérdida de peso
  • Pérdida muscular
  • Mal aliento
  • Hipotermia
  • Pelaje poco saludable
  • Decoloración o palidez de la piel
  • Pequeñas manchas rojas o moradas en la piel (hemorragias vasculares)
  • Moratones
  • Coma
  • Muerte
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Causas de la azotemia en perros

Retrato de un perro negro grande viejo y cansado tumbado en el patio trasero (Crédito de la imagen: Getty Images)

Existen varias causas posibles de la azotemia en los perros, aunque suele ser el resultado de una enfermedad o lesión renal (del riñón). La causa del trastorno ayuda a determinar qué tipo de azotemia se diagnosticará.

  • La azotemia prerrenal se produce cuando el riñón funciona mal debido a la pérdida de sangre o a una presión arterial baja.
  • La azotemia renal se produce cuando hay insuficiencia renal.
  • La azotemia posrenal se produce cuando hay una obstrucción o daño en el tracto urinario no renal.

He aquí varias afecciones que pueden provocar niveles elevados de nitrógeno en el torrente sanguíneo de los perros:

  • Enfermedad renal
  • Lesión renal
  • Insuficiencia cardiaca congestiva
  • Shock
  • Pérdida de sangre o presión arterial baja
  • Fiebre alta
  • Sepsis
  • Deshidratación
  • Acidosis
  • Infecciones
  • Exposición a corticosteroides
  • Dieta rica en proteínas
  • Hemorragia gastrointestinal
  • Estrés
  • Obstrucción de las vías urinarias
  • Cáncer del tracto urinario (carcinoma de células transicionales)

Tratamientos de la azotemia en perros

Golden Retriever comiendo (Crédito de la imagen: Getty Images)

El primer paso en el tratamiento de la azotemia en perros es restaurar los líquidos y electrolitos si hay signos de deshidratación. El tratamiento posterior depende en gran medida de la causa de la afección.

Por ejemplo, los veterinarios pueden suministrar antibióticos u otros medicamentos para tratar infecciones. Tratarán otras afecciones subyacentes en consecuencia.

Si hay daño renal, como suele ser el caso, los veterinarios suelen someter a los perros a dietas especiales bajas en proteínas, sodio y fósforo y ricas en ácidos grasos Omega 3 y 6 y citrato de potasio. Además, los veterinarios pueden recetar suplementos vitamínicos para perder peso y medicación para la hipertensión.

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Si su veterinario diagnostica a su perro niveles elevados de nitrógeno en sangre, deberá seguir sus instrucciones al pie de la letra, vigilar el estado de su perro y acudir a las visitas de seguimiento al veterinario para asegurarse de que su mascota se mantiene lo más sana posible.

El pronóstico varía en función de cuánto daño hayan sufrido los riñones, pero un buen seguimiento ayuda.

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